Tecnologías para confirmar una cima

El avance de las tecnologías basadas en los sistemas de geoposicionamiento y su mayor accesibilidad en cuanto a costes empiezan a convertirlos en herramientas básicas para confirmar una cima.

La foto de cumbre de Miss Oh en el Kangchenjunga. (Col. Oh Eun-Sun/cortesía Black Yak)
Confirmar una cima a ciencia cierta no sería necesario si el mundo del alpinismo fuera unánimemente fiel a sus consabidos valores de ética incontrovertible, y completamente ajeno a intereses tan mundanos como el anhelo de fama y dinero. Con la irrupción creciente de esos intereses, que constituyen el modus vivendi de un cierto número de alpinistas, y no sólo de los centrados en completar la lista de los Catorce Ochomiles, la polémica sobre si este o aquel alpinista alcanzó o no la cima es algo que vivimos periódicamente. Una polémica que, en cualquier caso, forma parte de la historia del alpinismo.

La filosofía del alpinismo es clara: una cumbre sólo cuenta cuando se pisa el punto exacto en el que todo lo que hay alrededor está más abajo.
En ese sentido, una encuesta digital realizada por ExplorersWeb.com entre los lectores de su página (2.000 votos totales) ha dado como resultado que cerca del 65 % no admitiría ningún margen de error en la atribución de una cima. Para un 22,5 % de quienes han respondido a la pregunta de esa web, el margen de error aceptable no debería ser superior a los 3 metros de desnivel. Todavía menos porcentaje (8,5 %) aceptaría que un alpinista se quedase a entre 3 y 10 metros de la cima, mientras que un testimonial 4 % no vería inconveniente en dar por buena una cumbre si el montañero llegase a entre 10 y 30 metros por debajo de ella.

Pero, ¿cómo estar seguros de que un alpinista que dice haber hollado la cima de un ochomil efectivamente lo ha hecho? A veces no hay testigos, o esos testigos son tan interesados como el propio protagonista. La tecnología ofrece algunas soluciones a dicha cuestión, que cada temporada se eleva a categoría de debate. Un debate que empieza a parecerse peligrosamente al que pugna por introducir las cámaras de televisión en el arbitraje de los partidos de fútbol.

La fotografía de cumbre

De un tiempo a esta parte, y muy especialmente desde que la fotografía digital se ha difundido de forma masiva gracias a las cámaras compactas, la fotografía de cumbre ha sido la principal prueba utilizada por los documentalistas del alpinismo para confirmar aquellas ascensiones que puedan plantear dudas. Por supuesto que, hecha la ley, hecha la trampa, y no han faltado quienes han intentado dar gato por liebre haciendo públicas fotos inidentificables o echando mano de software de edición para manipular imágenes.

Así pues, algunas de esas imágenes han sido analizadas a fondo para descubrir elementos sospechosos de manipulación o de no estar tomadas en el lugar correcto. Elementos reconocibles en las cimas (botellas de oxígeno, piolets, etc.), cuerdas que no deberían estar allí, ángulos de fondo incorrectos, iluminación desigual entre la figura y el fondo, líneas de píxeles extrañas… son sólo algunos de los indicios que pueden llevar a pensar en una mentira.

Además de todo lo visible, los originales de las fotografías de cumbre pueden ser validados también a partir de los metadatos, una serie de datos creados por la propia cámara en la información del archivo de la imagen que incluyen la fecha y la hora de esa fotografía, la cámara con que fue disparada, etc. Esos metadatos pueden ser borrados y, con mayor esfuerzo, también alterados. Pero, normalmente, las manipulaciones dejan rastro y si se detectan sería mucho peor que alegar carecer de foto.

La mejor manera de saber si una ascensión es cierta es disponer de la secuencia de imágenes tomadas por el alpinista durante su recorrido hasta la cima. Aunque la manipulación también es posible resulta más complicado pues son muchos los datos que finalmente deben cuadrar.

Geoposicionamiento

Lo último en cuanto a transparencia en la confirmación de cumbres viene del campo del geoposicionamiento. Algunas cámaras ofrecen ya la posibilidad de incorporar en los citados metadatos las coordenadas gps del punto en que las fotografías fueron realizadas, gracias a algún dispositivo adaptable. También las cámaras integradas en los smartphones de última generación pueden vincular las fotografías realizadas con los datos de los gps que llevan incorporados.

Pero los dispositivos estrella en este apartado derivan directamente de la tecnología gps y han sido concebidos para operar como localizadores en entornos outdoor. Así, pues, ofrecen mayores garantías de operatividad en condiciones difíciles y una durabilidad mayor de las baterías a bajas temperaturas, uno de los principales talones de aquiles de todo aparato electrónico en las grandes montañas.

Seguramente, el más conocido de todos ellos es el Spot, un pequeño y sencillo dispositivo gps con transmisión vía satélite. A diferencia de un dispositivo gps normal, que guarda la información de los waypoints y tracks en su memoria interna, el Spot transmite esa información regularmente vía satélite. Algunos sofisticados teléfonos satelitales también ofrecen las funciones de tracking, emitiendo regularmente su posición.

Software web para trackings

Cualesquiera de estos dispositivos gps con capacidad de transmisión, e incluso los teléfonos móviles con funcionalidad gps pueden conectarse con alguno de los sistemas de software on-line existentes que recogen e interpretan esos datos, ofreciéndolos como un track sobre una cartografía. El propio fabricante de Spot ofrece dicho servicio, relacionado con Google Maps en su web. Otras páginas, como la barcelonesa Racetracker.es ha sido utilizada ya por alpinistas como Edurne Pasaban, Álex Txikon, Alberto Zerain, Albert Bosch o Ferran Latorre, a quienes se ha podido seguir en tiempo real en sus últimas expediciones. En el mapa de la montaña era posible ver su situación en cada momento.

LEAN TAMBIÉN: "La Federación Coreana pone en duda la ascensión de Miss Oh al Kangchenjunga"

FUENTE: DESNIVEL


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