Al menos diez por ciento del territorio del Ávila está invadido

"Gran parte de los problemas del Ávila nacen de una alarmante falta de guardaparques" "Las ocupaciones ilegales tienen lugar tanto en Miranda, como en Vargas y Distrito Capital"

Vaamonde fue encargada por el Ministerio Público para la conformación de un voluntariado en defensa de la montaña DAGNE COBO
Cristina Vaamonde no solo dirige dos grupos ambientales (Una Montaña de Gente y Observatorio Ambiental), sino que además fue designada por el fiscal nacional ambiental Abigaíl Rodríguez para que articulase la conformación de un voluntariado, apoyado por el Ministerio Público, que se ocuparía de resguardar el Ávila.

Y es que pocas personas conocen tan bien como ella los problemas que aquejan a la montaña que es símbolo y brújula natural de la capital. Y el principal de todos, alerta, son las invasiones.

-¿Qué porcentaje de este parque nacional está afectado hoy por invasiones?

-Por lo menos el 10%. Y hay ocupaciones ilegales tanto en Vargas y Miranda como en Distrito Capital. En la parte de Guarenas y Guatire es alarmante la proliferación de invasiones recientes en un lugar en el que ni siquiera hay guardaparques. En cuanto a concentración, lo más delicado es la parte de Plan de Manzano y el Camino de los Españoles, todo el oeste... y detrás del terminal de Oriente. La situación es alarmante de verdad.

-¿Y en la ladera norte? ¿Qué quedó de aquel anuncio de Chávez de desafectar una parte del Ávila y subir la cota en la que se permitían construcciones?

-Legalmente eso no se llegó a implementar, pero en la práctica desató una multiplicación de construcciones sin orden. Y es que en la ladera norte es también muy marcada la falta de guardaparques, y los que están trabajan con las uñas, poniendo literalmente el pellejo, sin protección, sin implementos para hacer su trabajo.

-¿En qué zonas de la ladera norte estas invasiones son más notables?

-En Naiguatá y también en San Julián, a la altura de Los Corales, en donde existen unos valores naturales únicos en el mundo. Las formaciones geológicas de ese lugar son incomparables, y es el único río del Ávila que conserva peces. Pero ojo, el problema de las invasiones no son solo las casas precarias que se construyen a su falda, sino también las que hace gente de muchísimos recursos.

-¿Dónde?

-En Galipán o en Hoyo de la Cumbre (en el Camino de los Españoles), por ejemplo. En Galipán está el caso de un árabe que ahí mismo en San Isidro ha estado haciendo una construcción monstruosa, de unas dimensiones sin precedentes en ese lugar. En teoría él ni siquiera podía haber comprado esos terrenos porque no es autóctono de la zona. Y así mil irregularides más: en 2012 el gobernador García Carneiro promovió con el Ministerio de Ambiente la sustitución de ranchos por casas, pero en el marco de ese proyecto se construyeron muchas viviendas ostentosas. El Ávila es uno de los pocos parques que cuenta con un plan de Ordenamiento y Reglamentación de Uso, hay una Ley Penal del Ambiente, una medida precautelar, una Autoridad Única, un Ministerio para la Transformación de Caracas y aún así un particular puede hacer eso, es una bofetada a la legalidad, porque eso ocurre en pleno eje turístico, a la vista de todo el mundo y en una casa que colinda con la de un diputado.

-¿De cuánto es el déficit de puestos de guardaparques?

-En la ladera norte apenas hay tres puestos (y dos ocupados). Deberían existir por lo menos seis. En el lado del Ávila que mira hacia Caracas hay 22, creo que debería haber diez más. Pero además cada guardaparques debería tener su dotación completa y el apoyo y respaldo permanente de parte del escuadrón montado de la GN. Y ahí está la raíz de muchos problemas, como la indigencia que pernocta en las faldas del Ávila, alarmante a la altura de Maripérez y por Estribo de Duarte, la brutal extracción de madera en la zona de Guatire y Guarenas, las quemas controladas frente a Parque Caiza que siempre se salen de control...

-¿Estos últimos encuentros con las autoridades le hacen ser más optimista en cuanto al futuro?

-Sí, pero no es un optimismo basado en la ingenuidad, creo que no. Estamos en la conformación de este voluntariado, articulando los grupos que participarán en las labores de reforestación, que denunciarán situaciones irregulares, que divulgarán las normativas vigentes y vigilarán que se cumplan... Yo creo que si todos nos involucramos, las cosas solo podrán mejorar. Pero depende de nosotros, como ciudadanos. 


FUENTE: EL UNIVERSAL

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