Si no se hiciera correr a los toros, ninguna persona moriría

La muerte de un hombre de 27 años en los sanfermines reabre la polémica sobre las fiestas taurinas populares.


Por Ivannia Salazar. Publicado en La Voz de Galicia el 11 de julio de 2009

Daniel Jimeno Romero probablemente no imaginaba que a sus 27 años, muchos de ellos corriendo en los encierros de los sanfermines, iba a encontrar la muerte en uno de ellos. El Nenuco, como lo conocían sus amigos y familiares, era «un experto» en estas carreras, dijo ayer una de sus vecinas. Pero la experiencia quizá no lo es todo cuando se participa en una actividad que la misma web de turismo del Ayuntamiento de Navarra describe como «un espectáculo que se define por el riesgo» y que más adelante reafirma con esta advertencia: «El riesgo es serio».

Pero Daniel, nacido en Alcalá de Henares (Madrid), y acostumbrado a sortear con éxito este riesgo, llegó el viernes con su novia a Pamplona. La tierra de su padre y de sus abuelos, con quienes por estas fechas pasaba todos los años unos días de vacaciones. Fuentes del Ejecutivo foral explicaron que Daniel era aficionado a los toros desde pequeño, y que su padre también fue corredor. Era una tradición arraigada en su familia.

Lo que Daniel tampoco sabía era que su muerte iba a reavivar la polémica alrededor de estos encierros y de las fiestas populares taurinas en general. Silvia Barquero, portavoz del Partido Antitaurino Pacma, señaló ayer a La Voz que «está claro que estas tradiciones conllevan desgracias tanto para los animales como para las personas», y aseguró: «Tendríamos que reconsiderar cómo estamos disfrutando de las fiestas», al tiempo que hizo un llamamiento a que se acabe con el sufrimiento animal. «Estos toros han sido sacados de su entorno natural, y sometidos a tanto estrés que se convierten en un peligro». En un comunicado enviado ayer, el Pacma además responsabiliza al consistorio de la muerte del corredor, ya que «con la tradición como excusa, se mantienen unos festejos de un alto riesgo para los participantes y que constituyen un acto de crueldad hacia los animales», dice el documento.

En contra

Barquero añadió que según la encuesta del 2008 del Instituto Opina, «el 82% de los españoles se oponen a las corridas de toros». Sin embargo, Ana Pérez, redactora de un portal protaurino cuyo nombre quiso mantener en el anonimato, considera que no es así. «Estas son tradiciones muy arraigadas y con muchos seguidores». Para Pérez, si se suspendieran las fiestas con toros, «la razas típicas de la cabaña brava pasarían a estar en peligro de extinción, y esa es una riqueza ganadera que solo existe en España y que vive de las tradiciones». Considera que la muerte de una persona «no es razón para oponerse a ellas».

Lo único en lo que coinciden protaurinos y antitaurinos es en que la elección de participar en los encierros es totalmente voluntaria, aunque lo matizan de una forma distinta: «Lamentamos la muerte del joven, pero él decidió meterse en el encierro, mientras que el toro no», dijo Aída Gascón, coordinadora de activistas de la organización AnimaNaturalis, que aboga por la implantación de festejos sin maltrato a los animales, mientras que Pérez aclaró que al ser un acto voluntario «los participantes saben el riesgo al que se enfrentan».

Gascón explicó a La Voz que en este caso «no se trata solo de una muerte, sino de siete, porque esos toros son asesinados después en la plaza. Y todas esas muertes son igual de injustas e innecesarias». Gascón fue además tajante al aclarar que «no estamos discutiendo sobre si la vida de un toro es equiparable a la de un ser humano, lo que decimos es que si no se hiciera correr a los toros, ninguna persona moriría».

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Es verdaderamente lamentable que el Estado Español no anule de una vez por todas esta actividad que es a todas luces peligrosa tanto para las personas como para los animales.


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