Poesía que huele a Naturaleza
Sólo el hombre
El humus ha dejado
en el suelo
su alfombra de mil años.
Los árboles se tocan en la altura,
en la unidad temblorosa.
Abajo, oscura es la selva.
Un vuelo corto, un grito
la atraviesan,
los pájaros del frío,
los zorros de eléctrica cola,
una gran hoja que cae,
y mi caballo pisa el blando
lecho del árbol dormido,
pero bajo la tierra
los árboles de nuevo
se entienden y sé tocan.
La selva es una sola,
un solo gran puñado de perfume,
una sola raíz bajo la tierra.
Pablo Neruda, fragmento de su libro Las uvas y el viento (1954).
El humus ha dejado
en el suelo
su alfombra de mil años.
Los árboles se tocan en la altura,
en la unidad temblorosa.
Abajo, oscura es la selva.
Un vuelo corto, un grito
la atraviesan,
los pájaros del frío,
los zorros de eléctrica cola,
una gran hoja que cae,
y mi caballo pisa el blando
lecho del árbol dormido,
pero bajo la tierra
los árboles de nuevo
se entienden y sé tocan.
La selva es una sola,
un solo gran puñado de perfume,
una sola raíz bajo la tierra.
Pablo Neruda, fragmento de su libro Las uvas y el viento (1954).
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