Hoy se cumplen 34 años del fallecimiento de Renny Ottolina
Con Renny quedó sepultada, para muchos, la esperanza de una
Venezuela mejor, pues su muerte truncó, además de su vida, sus anhelos
presidenciales.
- Maiquetía, aquí diez
diecinueve papa. Me encuentro a novecientos pies de altura. Solicito
autorización para ascender a siete mil quinientos pies en la línea de la costa.
Tengo plan de vuelo VFR.
- Autorizado diez
diecinueve papa. Avise posición a la altura de Los Caracas.
- Entendido. Reportaré
posición desde Los Caracas. Cambio y fuera.
Fue ese el último contacto entre el piloto del Cessna 310,
siglas YV-1019-P, Carlos Olavaria y la torre de control del aeropuerto de Maiquetía
el 16 de marzo de 1978 a
las cinco y 15 minutos de la tarde.
Dos minutos antes, el avión había despegado con cinco
personas a bordo, y entre ellas estaba el candidato a la presidencia de la República
Renny Ottolina,
quien se dirigía hacia Porlamar con el fin de continuar con la agenda de su
campaña.
Todo parecía marchar normalmente. El anuncio del piloto
relacionado con el VFR; es decir, un vuelo visual, indicaba que las condiciones
meteorológicas eran favorables.
Sin embargo, seis minutos después de despegar, el YV-1019-P desapareció
del radar. Después, no hubo reporte desde Los Caracas.
Sólo un silencio aterrador.
A las 7:00 de la noche ya estaba activada la búsqueda por
parte de Bomberos Aeronáuticos, Defensa Civil, Aeronáutica Civil, Ministerio de
Transporte y Comunicaciones, Guardia Nacional y otras organizaciones, pues era
nada más y nada menos que el animador más famoso de la televisión y candidato
presidencial quien estaba en aquel fatídico viaje.
Esperanzas mermadas
Originalmente, se pensaban que la avioneta pudo haber caído
en algún punto del mar entre Cabo Codera y la isla de Margarita, pero con el
transcurrir de los días las esperanzas de encontrar con vida a los tripulantes
fue mermando cada vez más.
Las especulaciones comenzaron a tejerse, e incluso se llegó
a afirmar que la avioneta había aparecido, cuando la realidad era que no había
ni rastros del avión.
Entre los días 17 y 18 de marzo, 25 aviones y 12 barcos
rastreaban la zona con ahínco, y el 19 se intensificó la búsqueda por las zonas
montañosas.
La búsqueda estuvo liderada por la Organización de RescateHumboldt, y para ese día un total de nueve equipos, conformados por 54
afectivos se encontraban haciendo todo el esfuerzo posible con el fin de dar con
los restos de la avioneta.
Comienza la pesadilla
El 20 de marzo la desesperación estaba haciendo mella en la
búsqueda, hasta que a las 3:00 de la tarde los tripulantes de una avioneta
avistaron lo que parecía ser un montón de escombros blancos en medio de la
tupida vegetación del cerro Las Mercedes, específicamente en La Fila de Los
Indios.
Un helicóptero de la Guardia Nacional en el que viajaba
Alfredo Anzola miembro del comando de Movimiento de Integración Nacional (MIN)
fue puesto al tanto, y en seguida se dirigió hacia el lugar.
Fue el propio Anzola el primero en toparse de frente con la
pesadilla que apenas comenzaba: los restos de la avioneta en la que viajaba Renny
Ottolina totalmente destrozados.
El rescate de los cadáveres no pudo concretarse ese mismo
día por la oscuridad, razón por la que el 21 de marzo, a las 6:00 de la mañana,
comenzó la operación de rescate.
La jornada resultó ardua debido al lugar en el que había
caído la avioneta. Además, se presentó un retraso debido a la inestabilidad del
helipuerto que había sido improvisado en el cerro Naiguatá.
Al final de la tarde, ya habían sido rescatados los restos
de Ciro Medina, César Oropeza, Luis Duque y Carlos Olavaria, gracias al esfuerzo
de 25 hombres, tres helicópteros y unidades de la Fuerza Aérea Venezolana.
El cuerpo de Renny fue el último en ser trasladado hasta la
morgue de Bello Monte, en Caracas. La consternación en toda Venezuela llegó a
su punto máximo aquel día.
El número 1 de la televisión venezolana había muerto, y por
ello recibió una sepultura de héroe, con el pabellón tricolor sobre su féretro,
y una multitud acompañando a sus familiares hasta el Cementerio del Este.
Renny se había ido, pero quedó para siempre su voz profunda
y, por supuesto, su eterno silbido que hasta hoy llega a los oídos de todos sus
admiradores. Imposible olvidarlo.
Fuentes:
- Renny Ottolina, Vida y Tiempo 1928-1978. Carlos Alarico
Gómez
- Hemeroteca Correo del Caroní
Artículo del domingo 16 de marzo de 2008, Diario del Caroní
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