Soy la voz del piapoco en la rama


Soy la voz del piapoco en la rama, mi paso es el paso del lagarto y del jaguar.
Mis ojos miran a lo lejos, traspasan la selva y llegan al corazón de la tierra.
Mis amigos son los ardientes cunaguaros, las veloces ardillas, las lánguidas iguanas.
Mi canto es el canto del torrente, que arrastra flores y ramas en la espesura.
Piso como la danta, como el picure.
Veo en el aire rostros desconocidos, flores y truenos, tengo el signo de la flor y el canto.
Soy piedra y latido, soy rugido de fiera en la noche, compás de lluvia en la arena.
Mis cabellos flotan sobre el río, soy brillo de luciérnagas entre la hojarasca.
Pertenezco a la selva, traigo palabras de unión y fuerza, de aliento y esperanza.
Están escritas en fuego y sangre nuestras lenguas, nuestras voces perviven en el aire, resuenan a través de los siglos.
Nuestra fuerza está en la tierra y la unión con ella, nuestro vigor está en nuestros cantos, en nuestras flautas, en nuestros pasos a través de los árboles.
Cantemos juntos, dancemos juntos, hablemos a las flores, a los animales, a los ríos.
Todos permaneceremos, cada día seremos más fuertes.
Creceremos como la hierba, como el bejuco silvestre, entibiaremos la tierra con calor de sol.

Marisa Vannini de Gerulewicz. El Chamán de los Cunaguaros.

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