El espacio perdió la mirada de Jesús Otero
El astrónomo aficionado falleció el sábado 9 en
Caracas. Sus compañeros le rendirán un homenaje el 16 de mayo en el
Planetario Humboldt.
La temprana afición de Jesús
Otero Armas por la astronomía hizo que siendo joven se convirtiera en
maestro de una generación de escrutadores del espacio, que el próximo
sábado se reunirá en el Planetario Humboldt en el Parque del Este para
rendirle un homenaje a una semana de su fallecimiento a los 55 años de
edad.
A los 18 años de edad comenzó a dictar charlas de Astronomía en el Planetario Humboldt y se convirtió en uno de los principales divulgadores científicos del país. “Desde su infancia comenzó a leer libros de astronomía y se convirtió en un reto para sus profesores. Luego les enseñó a muchos de los que hoy somos aficionados e incluso a los que son astrofísicos”, relató Alfredo Castillo, quien acompañó a Otero en la conducción de la Sociedad Venezolana de Aficionados a la Astronomía y a quien conoció en 1986 durante el paso del cometa Halley, que avistaron desde una colina en el sureste de Caracas.
Otero, de profesión geógrafo, combinó su pasión por las estrellas con el deporte. Fue entrenador de natación, y practicaba bicicleta y montañismo. En su vida acumuló varias escaladas en Nepal. Para Castillo era un naturalista.
Las lluvias de estrellas, el seguimiento de asteroides y cometas, y en los últimos tiempos de objetos cercanos a la Tierra centraron la mirada de Otero que fue observador reconocido del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y formó parte del equipo del proyecto Gloria, desarrollado en Alemania, para la observación de manchas solares; además, formó parte de la Sociedad Venezolana de Espeleología, participó en expediciones en el sistema de cavernas en la Sierra de Perijá y fue miembro del consejo editorial de Ciencia y Ambiente de El Nacional.
A los 18 años de edad comenzó a dictar charlas de Astronomía en el Planetario Humboldt y se convirtió en uno de los principales divulgadores científicos del país. “Desde su infancia comenzó a leer libros de astronomía y se convirtió en un reto para sus profesores. Luego les enseñó a muchos de los que hoy somos aficionados e incluso a los que son astrofísicos”, relató Alfredo Castillo, quien acompañó a Otero en la conducción de la Sociedad Venezolana de Aficionados a la Astronomía y a quien conoció en 1986 durante el paso del cometa Halley, que avistaron desde una colina en el sureste de Caracas.
Otero, de profesión geógrafo, combinó su pasión por las estrellas con el deporte. Fue entrenador de natación, y practicaba bicicleta y montañismo. En su vida acumuló varias escaladas en Nepal. Para Castillo era un naturalista.
Las lluvias de estrellas, el seguimiento de asteroides y cometas, y en los últimos tiempos de objetos cercanos a la Tierra centraron la mirada de Otero que fue observador reconocido del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y formó parte del equipo del proyecto Gloria, desarrollado en Alemania, para la observación de manchas solares; además, formó parte de la Sociedad Venezolana de Espeleología, participó en expediciones en el sistema de cavernas en la Sierra de Perijá y fue miembro del consejo editorial de Ciencia y Ambiente de El Nacional.
FUENTE: EL NACIONAL
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