En esta Semana Santa: Conoce el significado de la Visita a los 7 Templos


¿Porqué las visitas son siete? ¿Cómo hacerlas bien?

La Visita a los Monumentos se practica desde la tarde del Jueves Santo a la mañana del día siguiente (ya que en la tarde del Viernes Santo, después de las celebraciones litúrgicas conmemorativas de la Muerte del Salvador, se consumen todas las hostias del Monumento y la iglesia queda sin Santísimo, en recuerdo de la tragedia del Gólgota).

Lamentablemente, hoy la mayoría de los fieles ignora por qué las visitas son siete y no cinco, ocho o diez, por ejemplo... Así, el mayor provecho de esta devoción para quien la quiera practicar comienza por conocer bien su significado preciso.

Los siete recorridos de Nuestro Señor

Lo esencial de las visitas es recorrer siete iglesias, en memoria de los siete recorridos que hizo Nuestro Señor Jesucristo, desde el Cenáculo hasta el lugar del suplicio final, el Monte Calvario.

Ese número corresponde a las siguientes estaciones por las que pasó Nuestro Señor Jesucristo durante su cautiverio: 1) Desde el Cenáculo hasta el huerto de Getsemaní; 2) del huerto hasta el palacio de Anás; 3) de allí al tribunal de Caifás; 4) del tribunal de Caifás al pretorio (palacio de gobierno) de Pilatos; 5) de Pilatos al palacio del rey Herodes; 6) de vuelta al palacio de Pilatos; y 7) del palacio de Pilatos al monte Calvario. 

Las siete efusiones de su Sangre

Igualmente las visitas honran las siete efusiones de Sangre del Salvador, reviviendo los diversos momentos en los que el Señor Jesús derramó su sangre por nuestra redención:

1) la circuncisión; 2) el sudor de sangre en el huerto de Getsemaní; 3) la flagelación; 4) la coronación de espinas; 5) cargando la cruz, camino del Calvario; 6) sus manos y pies traspasados por los clavos de la crucifixión; 7) en su Corazón perforado por la lanza de Longinos.

Qué meditar, qué pedir 

En cada estación se hace una breve meditación sobre el respectivo traslado de Nuestro Señor o efusión de su Sangre, y delante del Monumento se rezan cinco Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en acción de gracias por la institución de la Sagrada Eucaristía, más un sexto Padrenuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Romano Pontífice.

Además se pide a Dios por el precio de la Pasión de su Hijo, y por la intercesión de la Santísima Virgen:
Que nos libre de los siete pecados capitales.
Que nos conceda las siete virtudes (Teologales: fe, esperanza y caridad; Cardinales: justicia, prudencia, templanza, fortaleza).
Y nos dé los siete dones del Espíritu Santo. (sabiduría, entendimiento, consejo, temor de Dios, ciencia, fortaleza, piedad). Sobre todo que nos dé el don “olvidado”, el santo temor de Dios.

No pudiendo visitar iglesias diferentes, se puede cumplir con esta devoción
entrando y saliendo de un mismo templo.

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