¿Qué es una tormenta geomagnética?



El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC por sus siglas en inglés) adscrito a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos emitió un comunicado en el que explica que una tormenta solar impactaría de forma inminente contra la Tierra entre el miércoles y el jueves de la semana pasada (15 y 16 de mayo 2019). La alerta se publicó el lunes 13 de mayo después de que el pasado día 10 de mayo 2019 los expertos localizaran una serie de tres eyecciones coronales de masa (CME) que anticipaban la tormenta solar.

«Se espera que los primeros dos eventos de CME lleguen el 15 de mayo y se anticipa que la tercera CME llegue la segunda mitad del 16 de mayo», avisan desde el SWPC. En concreto, en Estados Unidos están vigentes dos tipos de alerta: una menor (catalogada como G1) entre el 15 y el 17 de mayo y otra "moderada" (G2) que se espera se produzca el 16, el día pico de intensidad del suceso,

Esto ocurrió la semana pasada, pero aun hoy, 20 de mayo, siguen circulando por redes sociales mensajes alarmistas sobre este hecho, por lo que me veo obligado a escribir estas líneas.


Una tormenta geomagnética es una gran perturbación de la magnetosfera de la Tierra que ocurre cuando hay un intercambio de energía procedente del viento solar hacia el entorno espacial que rodea nuestro planeta.

Estas tormentas provienen de variaciones en el viento solar que producen grandes cambios en las corrientes, plasmas y campos de la magnetosfera de la Tierra.

Las condiciones idóneas para que haya una tormenta geomagnética se producen cuando hay períodos de viento solar de alta velocidad sostenidos durante varias horas.

Las tormentas más grandes se asocian con eyecciones de masas coronales(EMC o CME, por sus siglas en inglés) en las que unos mil millones de toneladas de plasma solar, con su campo magnético incluido, llegan a la Tierra.

Las EMC proceden de la atmósfera exterior del Sol, que es una zona con campos magnéticos muy fuertes. Al cerrarse, estos campos pueden expulsar materia de forma repentina en una gran explosión.

Las EMC generalmente tardan días en llegar a nuestro planeta, pero se han detectado casos, para las tormentas más intensas, en los que llegan en apenas 18 horas.

La materia se expulsa hacia el espacio y choca con cualquier objeto que se encuentre en el camino.

Si una EMC explota en dirección a la Tierra, el plasma solar interactúa con los átomos y moléculas de nuestra atmósfera. Este choque da lugar a las auroras boreales (polo norte) y australes (polo sur).


El campo magnético terrestre es un halo invisible que rodea la Tierra y que desvía o convierte en una lluvia inofensiva la mayor parte de las partículas letales que se desprenden en tormentas solares. Sin él, es muy probable que la vida se hubiera extinguido hace mucho tiempo, o incluso que ni siquiera hubiera llegado a formarse.

Su posición también provoca que Venezuela esté aún más protegida de estos eventos que, por ejemplo, Canadá, al estar alejada de los polos magnéticos, por donde penetra el escudo dentro de la Tierra.

Posibles efectos:

Cuando el Sol produce grandes explosiones, una fuerte tormenta geomagnética puede alterar los sistemas de GPS, los satélites y las redes de suministro de energía de la Tierra.

Podemos recordar el Evento Carrington, con el que quedó seriamente dañada la red de telégrafo, o el de 1989 en Canadá, por el que Quebec se quedó sin luz durante un día.

El 2 de septiembre de 1859 se produjo la peor tormenta solar de todos los tiempos. Conocida como «El evento Carrington», por el astrónomo británico que registró lo sucedido, la llamarada causó el colapso de las mayores redes mundiales de telégrafos, en Europa y América del Norte. Como entonces la energía eléctrica apenas se utilizaba, los efectos de la tormenta casi no afectaron a la vida de los ciudadanos, pero las auroras aparecieron en los cielos del Caribe, Roma y Madrid, algo inaudito.

El físico espacial Pete Riley, de la Corporación Internacional de Aplicaciones Científicas (SAIC) en San Diego (EE.UU), cree que la probabilidad de que nos azote una llamarada solar perfecta, del mismo nivel que la que llegó en el siglo XIX, es de alrededor del 12% en los próximos diez años. Así lo estima en una investigación publicada en Space Weather.

Las tormentas solares pueden también afectar de modo negativo a las personas sensibles a alteraciones del campo magnético terrestre.

¿Cómo se produce una tormenta solar?

Cada once años, la actividad del Sol alcanza su punto máximo. Aparecen manchas solares, que son zonas más frías y de color oscuro. La diferencia térmica causa erupciones solares, grandes y violentas llamaradas. Muchas provocan la súbita liberación de gran cantidad de materia solar, una nube ardiente de partículas y radiación llamada CME (eyección de masa coronal) que avanza a miles de km por segundo y golpea todo lo que halla a su paso. Si apunta a la Tierra, llega en un tiempo entre 18 y 36 horas. Ahora mismo nos encontramos en un mínimo de actividad solar (el próximo máximo se espera en 2024), lo que no quiere decir que el Sol esté dormido: "Incluso durante el mínimo solar, donde hay muy pocas o ninguna mancha solar, pueden ocurrir tormentas solares".

¿Cómo se protege la Tierra?

La rotación del núcleo terrestre, que es metálico, genera un campo magnético, la magnetosfera, que es un escudo natural que absorbe el impacto de las eyecciones de masa coronal del Sol y las desvía hacia los polos, causando espectaculares auroras boreales y australes.

¿Puede romperse el escudo defensivo?

Si la erupción es lo suficientemente intensa y la dirección del campo magnético de la eyección es perpendicular a la del campo terrestre, el escudo cederá y la atmósfera recibirá una gran cantidad de energía, capaz de cortocircuitar cualquier dispositivo eléctrónico.

¿Qué consecuencias tendría la ruptura?

Un reciente informe de la NASA advertía de los peligros: grandes ciudades sin electricidad ni comunicaciones durante años, éxodos masivos a las zonas rurales y un coste económico cientos de veces superior al huracán Katrina.

¿Qué se puede hacer?

La única solución es desconectar temporalmente las centrales eléctricas y las redes de telecomunicaciones hasta que pase el peligro. Se está trabajando en protocolos para hacerlo a tiempo.

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