Qué hacer cuando se rompe un bombillo ahorrador
La Agencia de Medio Ambiente de la ONU recomienda precaución al
manipular fragmentos de focos rotos que liberan vapores tóxicos del Mercurio.
De acuerdo con la Organización Mundial
para la Salud,
si un bombillo ahorrador se rompe debemos seguir los siguientes pasos:
- Salir del lugar donde ocurrió el accidente por espacio de 20 minutos, para evitar la inhalación de los gases de mercurio.
- No barrer, ni aspirar el área.
- Utiliza guantes de goma y cubrirse la boca.
- Recoge los fragmentos grandes y colocarlos en la caja.
- Recoger los fragmentos pequeños y astillas con un papel o pedazo de cartón y colocarlos en la caja.
- Limpiar la zona utilizando un paño húmedo.
- Colocar el paño dentro de la caja
- Sellar la caja utilizando cinta adhesiva.
- Rotular el contenido de la caja: “MERCURIO”
- Llevar la caja a un área donde se traten los desperdicios potencialmente peligrosos
Los llamados bombillos
ahorradores también tienen su lado oscuro. Aunque en efecto aportan luz
blanca, consumen menos energía y duran mucho más que los focos tradicionales,
uno de sus componentes es el Mercurio, Hg, metal pesado identificado como una
de las más severas fuentes de envenenamiento.
Mientras el
elemento químico permanece atrapado dentro del mecanismo no representa peligro
alguno para la salud, pero cuando éste se libera comienza el riesgo de
contaminación con todas sus consecuencias. Para evitar la exposición a los
tóxicos vapores del “azogue” que este tipo de focos aloja en su interior, la Agencia de Medio
Ambiente de la ONU
ha publicado las recomendaciones a seguir cuando sea necesario desechar
los restos de un bombillo ahorrador roto o quemado.
Efectos
tóxicos del Hg:
El Mercurio
es un metal pesado altamente venenoso cuya acumulación en el organismo
puede producir daño renal, pulmonar y cerebral, alteración del sistema
nervioso, reacciones alérgicas en la piel, irritación de los ojos, sordera,
pérdida de la memoria, vómitos y diarreas, efectos negativos en el sistema
reproductivo, dificultad en el proceso de aprendizaje en los niños y hasta
depresión. Indiscutiblemente hay muchas fuentes de Mercurio en el ambiente.
Los bombillos ahorradores no son la única, pues también podemos encontrarlo
en el agua, el aire y algunos alimentos. Por eso es importante destacar que aun
cuando un único contacto con un bombillo ahorrador roto no reviste peligro
determinante para una persona, siempre existe el riesgo de acumulación de
Mercurio en el organismo, donde a la postre sí puede producir efectos tóxicos
de relevancia.
De ahí la
importancia de saber que un bombillo ahorrador que se rompe en casa no debe
ser tratado como basura normal y corriente. Sus vapores tóxicos penetran
por los poros. También ingresan al aire y de allí al resto del medio ambiente.
La contribución que cada persona pueda hacer en este sentido es muy valiosa,
tomando en cuenta que el uso de los llamados bombillos ahorradores está
bastante generalizado en algunos lugares del mundo, aunque por lo pronto
solamente se fabrican en países como China, donde la normativa legal no tiene
precisamente estándares ambientales ampliamente reconocidos.
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