Los cañones de bronce rescatados del pecio de La Sabana corren peligro en manos del IPC

No se alteren, porque lo que alerto aquí no es parte de la guerra asimétrica sino algo que le está ocurriendo a unos cañones provenientes de un naufragio.
Cuando Rodolfo Plaza, Beatriz Sogbe y mi persona aceptamos ser entrevistados por una reportera de El Nacional, fue para ayudar a que no se olvidara lo que habíamos hecho por el patrimonio Nacional hace tres años, y porque pensamos que al igual que nosotros, la opinión pública continuaría preocupada por el destino de cinco de los maravillosos cañones que habían sido encontrados en un pecio cercano al pueblo de La Sabana. Pensamos que alguien renovaría su interés por encontrar aquellas piezas magníficas que de manera misteriosa se extraviaron entonces, después que unos pescadores estuvieron empeñados en cortarlas y venderlas como chatarra. Esta tragedia se pudo detener parcialmente, cuando informamos sobre ella al Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela (IPC) (carta 09-01-2007).

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Pero más que sorprendente, nos resultó preocupante que el mismo diario El Nacional (22-08-09) publicara cinco dias después que como resultado de la publicación de nuestras entrevistas, las autoridades habían podido ubicar a los "otros" cañones del pecio de La Sabana. Probablemente sean los que ya le habíamos presentado en fotografías al IPC, a cuyas órdenes nos pusimos un grupo de 14 investigadores y expertos para trabajar gratuitamente en las labores submarinas, de estudio y de conservación que fuesen necesarias para garantizar que ese pecio, representado entre otras cosas por al menos las cinco formidables culebrinas, pudiese ser exhibido en un Museo marítimo que se construiría en algún lugar del Litoral Central, como La Sabana o Caruao.

Sin embargo, el convenio que hicimos entonces con el IPC no se respetó y ahora, en vez de alegrarnos por el rescate de estos otros cañones, estamos más preocupados que cuando estaban perdidos. Este instituto decidió contratar el año pasado a un supuesto experto original de la isla caribeña del Mambo, quien se empeñó en limpiar la única Culebrina rescatada de una forma probablemente autóctona, pero con la cual logró destruir de manera irreversible el valor numismático de esta histórica pieza que había sido guardada con gran cuidado por un particular hasta que le fuese arrebatada de forma violenta por las autoridades durante una noche del mes de enero del 2007.

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Decimos que nos encontramos ahora más preocupados que antes, porque este rumbero restaurador cometió un acto de barbarie, para no buscar otro término que defina lo que hace la ignorancia. Con gran saña y detalle logró eliminar toda la hermosa pátina verde cuatro veces centenaria que le daba a esta pieza de artillería la credencial histórica apropiada y que conocimos bien cuando, acompañados por el buzo experto Prof. Rodolfo Plaza, fotografiamos y publicamos en el Noticiero Digital de diciembre de 2006 las fotografías que documentaron el estado de conservación en el que se encontraba entonces la Culebrina.

Sí: ahora debemos empezar a temblar por los cañones, debido a que se encuentran ya en manos de un Instituto que no tiene idea de que los cañones de bronce no pueden ser limpiados hasta el metal. Esto resulta evidente porque no aplicaron el método de tratamiento que se le hizo recientemente a los cañones que fueron rescatados del pecio del San Diego en la bahia de Filipinas. Tampoco consultaron sobre lo que se había hecho con piezas de artillería similares que ahora reposan en el Museo de la Armada en Paris (Musée de l'Armée française de Les Invalides), donde el Sr. Alfredo Chacón-Dominguez-Moreau obtuvo en Abril -2009 la imagen que adjuntamos para ilustrar como están esos cañones cubiertos con su valiosa pátina verde que los ha protegido por siglos, a pesar de estar expuestos en el patio del Museo a la intemperie y la contaminación. (ver fotografía adjunta).

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Igualmente es importante saber que, cuando Clawes Van Dam fundió este cañón en 1632, se decía de aquellos que aparentaban lo que no eran que se estaban "haciendo el verde", porque había entonces marinos que pintaban de color verde sus cañones de hierro, para así hacer creer que eran de alcurnia. Sólo los barcos insignias tripulados por almirantes y contraalmirantes iban oficialmente armados con cañones verdes (de bronce), debido a que si éstos llegan a estallar por alguna causa, no esparcen la mortífera metralla que usualmente se desprendía cuando algún cañón de hierro débil y mal cargado lo hacía. Por cierto, este cañón fue fundido en el siglo XVII, y no el XVI como dice el babalao en la publicación que hizo para justificar su atrocidad.

Obviamente, el improvisado restaurador (y los que apoyaron su aventura primitiva), nunca se tomaron la molestia de leer que bastaba sumergir el bronce en agua dulce por varios días y después hacerle pasar una muy débil corriente continua (DC) dentro de un tanque con agua carbonatada. Esta corriente extrae los pocos iones de cloro que hubiesen penetrado al metal por haber estado sumergido bajo el mar durante centenares de años (© Claude Formet, Paris 1997).

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Estimamos por lo tanto que si a este contratado destructor de un patrimonio que no le duele nada se le hubiese asignado la limpieza de la escultura de David de Miguel Angel, este se habría dispuesto de inmediato a emplear una lija fina para deshacerse de la pátina que el entorno florentino y el tiempo habrían generado en la superficie en esta escultura de mármol, otorgándole esa asombrosa textura opalina de alabastro que fue provocada en la superficie de esta roca al ser expuesta al aire libre.

Vemos ahora con enorme tristeza y decepción, como se nos engañó y se despreció completamente la preocupación que mostramos los que nos pusimos gratuitamente a la orden del Instituto del Patrimonio Cultural en diciembre de 2006. Aquel esfuerzo fue en vano y nos hizo granjear la enemistad de gente muy valiosa y emprendedora. Pero además, y esto nos da mayor tristeza, nos damos cuenta de que si ese cañón hubiese quedado escondido en el garage de algún particular, a la espera de la extinción de un gobierno de ineptos, no se habría perdido esa valiosísima huella que el tiempo, el mar y la historia, imprimieron en forma de pátina verde sobre los cañones de bronce del pecio de La Sabana.

Publicado: 9:30 AM, 1 de Septiembre 2009

FUENTE: http://codigovenezuela.com/2009/09/a-temblar-por-los-canones/

Comentarios

  1. Bien dice ud acerca de la restauración y de la ineptitud del IPC. Yo aseguro que elviceministro MIENTE. Que los cañones de Valencia eran propiedad de la Gobernación del Estado Falcón y que estaban en casa de un restaurador copnocido y reconocido. Porestar en curso diligencias judiciales no puedo dar másdatos

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