El trágico final de Alan Turing, el hombre que sabía demasiado
Hoy se celebra el centenario de Alan Turing, un genial matemático inglés, pionero de la computación y la ciencia cognitiva moderna.
Además, se reveló como un hacker total cuando durante la II Guerra
Mundial, colaboró en el diseño de un dispositivo de análisis
criptográfico llamado la Bombe, capaz de descifrar los mensajes en clave
de la máquina alemana Enigma, usada por los nazis para dirigir sus
operaciones navales.
Gracias a su labor, los aliados ganaron la contienda antes de lo previsto. Sin embargo, tuvo una vida corta y trágica porque la homosexualidad era ilegal en la Inglaterra posvictoriana,
y en 1952 fue procesado después de que su amante Arnold Murray entrara a
robar en su casa con ayuda de un cómplice. Turing denunció el delito y durante la investigación policial reconoció que era gay, convencido de que no tenía nada de qué avergonzarse.
Fue imputado por indecencia grave y perversión sexual, y tuvo
que elegir entre ir a la cárcel o someterse a un tratamiento con
estrógenos para corregir su defecto. Optó por la castración química, que
le produjo fatales efectos secundarios, como impotencia, crecimiento de
los pechos y obesidad. Dos años después murió
envenenado con cianuro, supuestamente contenido en una manzana que se
halló mordisqueada junto a su cadáver. Según todos los
indicios, fue un suicidio, aunque su madre sugirió una ingestión
accidental del veneno que había usado en varios experimentos. Incluso se
llegó a considerar la posibilidad del asesinato, dado que se había
convertido en “el hombre que sabía demasiado”.
FUENTE: 6TO PODER
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