Alexander von Humboldt en América
Alejandro de Humboldt vio la luz el 14 de septiembre de 1769
en Berlín, donde creció mostrando desde muy pequeño una constante
inquietud por el conocimiento del mundo que lo rodeaba. Obtuvo su título
universitario en la Escuela de Minas de Freiberg y al graduarse trabajó
en el departamento de Minas del Gobierno del Káiser, cargo que abandonó
al morir su madre en el año1796fecha en laque decidió llevar a cabo un
proyecto de investigación científicaen la América del Sur, lo que hizoen
compañía del francés Aimé Bonpland, con quien zarpó desdeLa Coruña el 5
de junio de 1799 a bordo de la corbeta de guerra Pizarro. Catorce días
después hicieron escala en las islas Canarias donde organizaron una
expedición para subir al cráter del volcán y una vez cumplida esa meta
retomaron el rumbo hacia el Mar Caribe, arribando a Cumaná el 16 de
julio de 1799 donde fueron recibidos por el gobernador Vicente de
Emparan. Desde allí recorrieron la península de Araya, el valle de
Caripe, la cueva del Guácharo y otros lugares del oriente venezolano,
para luego partir hacia el puerto de La Guaira haciendo escala en
Higuerote, donde Bonpland prefirió continuar su viaje por tierra. De su
parte, Humboldt continuó su travesía en barco y descendió en La Guaira
el 29 de noviembre.
Desde allí emprendió el ascenso en mula hacia
Caracas por el Camino de Los Españoles, arribando a la capital de la
Capitanía General de Venezuela en apenas tres horas. Caracas tenía
entonces 40.000 habitantes. Allí se reencontró con Bonpland y juntos
fueron recibidos por el capitán general Manuel de Guevara y Vasconcelos,
quien se ocupó de atenderlos. Durante la cena que ofreció en su honor
aprovechó para referirles el problema que se había presentado a raíz de
la insurrección de Manuel Gual y José María España, el último de los
cuales había sido ejecutado en la Plaza Mayor de Caracas el 8 de mayo de
ese mismo año.
Humboldt y Bonpland se dedicaron entonces a
explorar la ciudad y el 2 de enero de 1800 ascendieron al cerro El Ávila
en compañía de Andrés Bello, con quien trabaron una grata amistad que
se extendió por el tiempo. Luego visitaron Antímano y sus alrededores,
siguiendo hacia los Valles del Tuy. Una vez completado ese periplo
reanudaron su recorrido por una vía que les permitió conocerLa Victoria,
Maracay, Valencia, Las Trincheras y Puerto Cabello. En este último
lugar decidieron descansar para recuperar sus fuerzas antes de seguir
rumbo a los Llanos y Guayana.
Al llegar al Amazonas se quedaron
extasiados contemplando el Casiquiare, vía fluvial que comunica la
cuenca del Orinoco con la del Amazonas. A través de ese río llegaron a
San Carlos de Río Negro, para retomar su rumbo hacia Angostura,Barcelona
y Cumaná, donde terminaron su recorrido por el territorio de la
Capitanía General de Venezuela. En esa expedición se ocuparon del
estudio de los recursos naturales, así como de la observación directa de
los fenómenos físicos y de las costumbres de las diferentes etnias que
integraban el territorio venezolano. Bonpland fue el encargado de
recolectar las plantas, desconocidas en su mayor parte por la ciencia de
la época. Fue el principal colaborador de Humboldt en la redacción de
sus investigaciones posteriormente expuestas en su obra “Viaje a las
regiones equinocciales del Nuevo Continente”.
En marzo de 1801
Humboldt y Bonpland regresaron a Sudamérica atracando en Cartagena de
Indias, debido a una tormenta que obligó al capitán del barco a
desviarse hacia ese puerto, donde entraron en contacto con el sabio José
Ignacio de Pombo, quien les narró las investigaciones que estaba
haciendo el sacerdote José Celestino Mutis en la “Expedición Botánica
del Nuevo Reino de Granada”. Esa noticia los motivó a cambiar sus planes
originales y dirigirse a Bogotá. A la llegada a Cartagena fueron
atendidos por el gobernador Anastasio de Zejudo, quien le escribió al
virrey el 10 de abril de 1801 informándole que: “En vista de lo que Su
Majestad me dice que le entregué su pasaporte corriente al prusiano
Barón de Humboldt, le he dado permiso para presentarse á Vuestra
merced”.
La llegada de Humboldt a Bogotá fue exitosa, hasta el
punto de que el arzobispo le envió una carroza escoltada por más de
sesenta personas montadas a caballo. El virrey Pedro de Mendinueta los
invitó a su residencia campestre de Fucha, donde el padre José Celestino
Mutis había mandado habilitar para Humboldt una casa cercana a la suya.
El sacerdote resultó ser un científico de primer orden, que le reveló
que el rey le pagaba diez mil duros anuales por la Expedición, lo que le
había permitido elaborarcerca de tres mil dibujos. Humboldt se sintió
feliz. Había ido a Santa Fe de Bogotá justamente con el propósito de
comparar sus colecciones con las del padre Mutis y se mostró gratamente
sorprendido de la excelencia del trabajo realizado por éste con la ayuda
de sus herbolarios y pintores.
Después de su visita a la capital
del Reino de la Nueva Granada cruzó el altiplano andino y llegó hasta
Quito, sede de la Real Audiencia, donde fue recibido en 1802 por Juan
Pío de Montúfar, marqués de Selva Alegre, con quien realizó varias
ascensiones a los Andes ecuatorianos, entre ellos al Chimborazo, el
nevado más alto del Ecuador. Con el hijo del marqués también subió al
volcán Cayambe y recorrió la Sierra para recolectar plantas. Lo
impresionaron sobremanera las ruinas incaicas, como el Castillo de
Ingapirca en la provincia del Cañar y el ascenso al volcán Pichincha,
monte tutelar de Quito. En esa ocasión se alojó en la residencia
palaciega del marqués de Maenza, en las cercanías del volcán Cotopaxi y
de la ciudad de Latacunga. Carlos de Montúfar llevó un diario del viaje
durante todo el trayecto por América del Sur. Luego viajó con Humboldt
hasta París en donde se separaron debido a que el joven quiteño tenía
previsto estudiar en España.
En su tercer viaje a América llegó a
México y en seguida viajó a Chilpancingo y Taxco hasta llegar a Ciudad
de México el 12 de abril de 1803, donde logró descifrar el calendario
azteca o Piedra del Sol que fue desenterrado en la Plaza Mayor. Además,
hizo varias excursiones a las minas de Pachuca, Real del Monte, Morán y
Guanajuato y a los alcantarillados de Huehuetoca. El 19 de septiembre de
1803 escaló la cumbre del Jorullo en el estado de Michoacán. Sus
relatos sobre este volcán se difundieron rápidamente en Europa y
atrajeron numerosos investigadores y turistas que deseaban experimentar
lo descrito por Humboldt. El Jorullo se convirtió entonces en el volcán
más conocido entre los científicos. El 20 de enero de 1804 el científico
alemán fue a Veracruz para medir el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. La
medición de esos volcanes era una evidente prioridad de su viaje, en
particular el Pico de Orizaba, que tiene una gran importancia para los
navegantes que se acercan a la costa mexicana. El 7 de marzo continuó
hacia La Habana, adonde llegó el 19 de marzo de 1804. Las Antillas
ocuparon un lugar especial en Humboldt, que las visualizó como una
frontera entre las Américas y como un lazo de unión con Europa. Llegó a
considerarlas como un microcosmos en el que los más disímiles fenómenos
observados parecían sintetizarse y coexistir. Es considerado el "segundo
descubridor" de la isla después de Colón.
Alejandro de Humboldt
terminó este segundo viaje por América con una visita a Estados Unidos,
donde fue huésped del presidente Thomas Jefferson al que le regaló su
"Mapa de la Nueva España", que publicó posteriormente con el título
"Ensayo Político de la Nueva España" (1811). En ese momento ya era
considerado un gran científico y su visita fue aprovechada por el
presidente Jefferson para sondear las ideas de su huésped acerca de los
límites estadounidenses con relación a los ríos Sabina o Grande y un
canal interoceánico y le ordenó al Secretario del Tesoro, Albert
Gallatin hacer copias de los mapas y otros materiales del científico.
En
agosto de 1804 Humboldt regresó a París donde fue recibido por diez mil
personas que le dieron muestras de gran admiración. En esta ocasión
tuvo la oportunidad de presenciar la coronación de Napoleón en diciembre
de 1804 y de conocer a Simón Bolívar en los salones de Fanny du Villar.
Más tarde conocería a Miranda en Londres. Permaneció en la capital de
Francia hasta 1827. Humboldt y Bonpland publicaron varias obras de
manera conjunta, la más importante de las cuales fue el Viaje a las
regiones equinocciales del Nuevo Continente, escrita entre 1799-1804y
editada en París en 1807. Uno de los hallazgos que reportan en esa obra
es el estudio sobre el vulcanismo y su relación con la evolución de la
corteza terrestre, así como la diferencia de temperaturas del Océano
Pacífico en determinadas épocas del año, especialmente las aguas frías
que provienen desde el sur del continente americano en su desplazamiento
hasta el norte, pasando por la costa peruana. A partir de entonces esa
corriente oceánica comenzó a llamarse “Corriente Humboldt”.
Humboldt
es considerado el padre de la Geografía Moderna Universal y se le
respeta como uno de los especialistas más importantes de todos los
tiempos en el campo de la etnografía, antropología, física, zoología,
ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía,
geología, mineralogía, botánica y vulcanología. En 1859 hizo su último
viaje a América, pero la travesía lo dejó totalmente agotado y a las
pocas semanas tuvo que regresar a Europa y exhaló su último aliento en
su castillo de Tegel el 6 de mayo de 1859.
FUENTE: EL NACIONAL
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