El ABC del trekking
Con sólo tres letras, que inician tres palabras o conceptos básicos
en el senderismo, podemos resumir qué conlleva caminar por la
naturaleza. Ese ABC básico pero no siempre analizado de una forma
directa, valiente o práctica, es el objetivo de este artículo.
Comencé a caminar por la naturaleza con una mochila a cuestas hace 42 años y tengo que reconocer que en todo este tiempo la sensación gratificante de hacerlo no ha cambiado en el colectivo senderista o excursionista. Sin embargo, siempre se echa de menos que en medio del bombardeo, sobre información o infotoxicación que sufrimos, últimamente todo el mundo sabe o quiere enseñar, se aborden cuestiones en teoría muy básicas pero a menudo poco asumidas. Y de esto va el siguiente ABC del senderismo.
ANDAR
Caminar por senderos cómodos y bien señalizados, ya sea con
cartelería local o pintados con las señales rojas y blancas (GR o Gran
Recorrido con más de 50 kilómetros) o amarillas y blancas (PR o Pequeño
Recorrido casi siempre entre los 10 y los 45 kilómetros), es una forma
agradable de disfrutar de la montaña sin complicarnos excesivamente.
Dependiendo de nuestro estado físico, motivación, ambición deportiva y
por supuesto experiencia, podremos realizar las siguientes actividades:
1) Para principiantes: recorridos de ida y vuelta
por el mismo sendero, con buen tiempo, que no excedan en total las 3-4
horas de marcha, en terreno sencillo y con desniveles no superiores a
los 300 metros. Salidas de medio día-jornada corta y con gran descanso
para la comida. Ritmo suave de caminar (3 km/hora en los tramos semi
horizontales y 2 km/hora en subidas), cargados con mochilas ligeras que
no superen los 4-5 kilogramos.
2) Para senderistas de nivel intermedio (con
experiencia de 3 a 5 años): recorridos circulares, caminando de 5 a 7
horas, por terrenos sencillos/medios que incluyan algún corto tramos
rocoso/llambria/resalte sin peligro. Unir varios refugios de alta
montaña en verano que tengan un acceso evidente y bien señalizado puede
resultar muy gratificante. Ritmo de marcha: 4 km/h en llaneo y 3 km/h en
ascenso, con mochilas inferiores a los 8 kg y actividades de 1 a 3 días
de duración con pernocta en refugios guardados. Desniveles de hasta 800
metros.
3) Para senderistas experimentados (con 10 o más
años de práctica continuada): recorridos de 2 a 7 días, alternando
pernoctas en refugio con vivacs sin tienda o acampada nocturna. Salidas
durante todo el año, caminando hasta 8 horas al día, con posibilidad de
desniveles que alcancen o superen los 1.000 metros en un día. Ritmo de
progresión: 4,5-5 kilómetros por hora en llaneo, 3,5-4 en ascenso y 5,5
en descenso. Es habitual cargar con saco de dormir, mochilas de hasta
12 kilogramos si se sale en autonomía varios días y con tienda de
campaña.
Pertenezcas al grupo que pertenezcas, descansa regularmente, de media
al menos 10 minutos cada hora de marcha, no demores cubrirte con una
chaqueta o chubasquero cuando llueve y si tienes auténtico frío, pese a
haberte abrigado con todo lo posible, no dejes de caminar. Evita también
ascender por senderos empinados cuando la temperatura se acerque o
supere los 30 grados, algo posible en verano incluso a más de 2.000
metros de altitud.
Es tentador dejarse seducir por el número de kilómetros que haremos e
intentar presumir en las redes sociales de la gran longitud que
proponemos recorrer, pero resulta más realista hablar de horas efectivas
de marcha, descontando paradas. El senderismo, que en realidad es una
disciplina del montañismo o excursionismo fácil por senderos muy
marcados, posee unos grandes valores adicionales a la práctica
deportiva, horarios, kilometraje, desniveles. La contemplación de los
valores paisajísticos, la inquietud cultural por conocer el medio
natural por el que caminamos y la desconexión mental de la acelerada o
artificial vida urbana debieran primar sobre números, marcas y listados
de objetivos.
BASTONES
Recuerdo una vez un sorprendente comentario al cruzarnos con un
desconocido “Vaya, vosotros debéis de ser de la federación porque
lleváis bastones”. Y no, simplemente somos gente que quiere cuidar
nuestras rodillas para que estén en buenas condiciones el mayor número
de años posibles. Todavía hay gente que ridiculiza el uso del bastón,
sólo lo emplea en la bajada o piensa que es poco más que un producto
comercial promovido por puro interés comercial. En Oxígeno, tanto en la
revista como en la web, siempre hemos apoyado el empleo de bastones para
caminar por sus indudables ventajas, pero no está de más recordar que:
- Cuanto más ligero es una pareja de bastones más te animas a
usarlos a todas horas. Los plegables en Z de fibra de carbono de alta
calidad –tendrá que pagar 100 euros la pareja- o de aluminio+zinc 7075
T6 que cuestan la mitad, son la solución definitiva para todos aquellos
que piensan que con un solo bastón convencional les basta. Ocupan tan
poco hasta en la mochila más pequeña que siempre estarán contigo.
- Caminar con bastones requiere varios meses progresivos de práctica
para acostumbrarse técnica y muscularmente. Al principio evita caminos
empinados o recorridos fatigosos porque te será fácil tropezarte con
ellos y acabar de bruces en el suelo
- Utilizar siempre la dragonera o correa del bastón enhebrada a la
muñeca puede hacer que nos hagamos más daño en una caída pues no
tendremos las manos libres para amortiguar el golpe.
COMPAÑEROS
La elección del compañero o compañeros es uno de los aspectos menos
valorados en la seguridad en la montaña. Y sin embargo según con quién
vayamos, la experiencia del senderismo puede resultar gratificante y
memorable o insufrible y hasta peligrosa. Ahora resulta mucho más fácil
encontrar compañeros que hace pocos años gracias a las redes sociales ¡y
a los psicólogos! que suelen aconsejar a no pocos pacientes que mejoren
su calidad de vida ¡uniéndose a un grupo de senderistas! A mayor número
de practicantes, mayores posibilidades de encontrar compañeros
agradables y razonables… o gente desequilibrada y muy nerviosa capaz de
amargarte la vida en el paisaje más hermoso.
Dicho de una manera llana: ninguno somos perfectos y todos tenemos
nuestra “pedrada” particular, pero sentirse a gusto debiera ser nuestro
principal objetivo. Huye de gente presuntuosa, que le guste ridiculizar a
los demás, obsesivos o con poca empatía. Los impacientes, malhumorados
perpetuos, amargados, “tiquis-miquis” están al acecho, dispuesto a
colarse en cualquier grupo tranquilo de amigos. Tampoco te irá bien con
los competitivos, los del “porque yo, porque yo…”, cabezotas o que se
niegan a cambiar el recorrido cuando el tiempo es muy malo. Hay clubs
con socios maravillosos y gestionados admirablemente, pero en otros
parece que estás ante un colectivo de excursionistas nerviosos,
capitaneados por un líder mediocre.
Sal a practicar el senderismo sólo con compañeros/as que te aprecien,
que pidan tu opinión en los momentos importantes, con los que puedas
decidir en común cuándo seguir o darse la vuelta, que no sean unos jetas
que van casi siempre sin comida o sin agua, y con los que la amistad
brille naturalmente, sin broncas absurdas ni exigencias o imposiciones
unidireccionales. A fin de cuentas, básicamente caminamos por los
senderos para sentirnos mejor e intentar ser más felices ¿no?
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