“Darkness in El Dorado” La verdad detrás del libro y la controversia con el explorador venezolano Charles Brewer Carías

Desde hace unas semanas, el señor José Manuel Silva, desde su perfil de Instagram ha estado realizando una serie de publicaciones en contra del explorador venezolano Charles Brewer Carías y sus allegados, y basa su argumento en el libro “Darkness in El Dorado”, libro que estoy plenamente seguro que ni siquiera ha leído (Si lo ha leido, lo invito a demostrarlo y a enviarme una copia).



Para entender de qué se trata ese libro, paso a traducir del inglés la verdad detrás de su edición.

En 2000, Patrick Tierney publicó “Darkness in El Dorado” (Oscuridad en El Dorado), un libro en el que acusó al genetista James Neel y al antropólogo Napoleón Chagnon de exacerbar una epidemia de sarampión entre el pueblo Yanomanö (Yanomami), entre otras acusaciones condenatorias. Este trabajo inicialmente recibió buenas críticas y fue nominado para un Premio Nacional del Libro. Muchas de las acusaciones de Tierney contra Chagnon fueron aceptadas como un hecho en una reseña del New York Times por el periodista científico John Horgan; la controversia política resultante resultó en la jubilación anticipada de Chagnon. El Antropólogo John Tooby de Slate, pensó que el libro era internamente inconsistente y sugirió que debería haber sido identificado como ficción.

La Asociación Americana de Antropología (American Anthropological Association AAA) y los evaluadores externos realizaron varias consultas relacionadas con las denuncias de Tierney contra los investigadores. El libro de Tierney fue condenado por varios investigadores académicos y asociaciones profesionales, incluida la Academia Nacional de Ciencias (National Academy of Sciences) y la Sociedad Americana de Genética Humana (American Society of Human Genetics). La conclusión fue que Tierney había presentado fraudulentamente sus acusaciones.

Los cargos de Tierney contra Neel y Chagnon fueron investigados inicialmente por la “Comisión Peacock”, más tarde conocida como la Fuerza de Tarea El Dorado (El Dorado Task Force), formada por la AAA. Apoyó a Tierney y cuestionó la conducta de Neel y Chagnon; sus hallazgos fueron aceptados por la junta de AAA en mayo de 2002.

Debido a la disensión dentro de la organización, la AAA posteriormente solicitó un equipo de investigación externo. En su informe preliminar, dijo que "el libro parece ser deliberadamente fraudulento" y que "Patrick Tierney ha interpretado mal o tergiversado sus fuentes principales en un grado considerable en un esfuerzo por apoyar sus acusaciones". Los investigadores concluyeron que no fue Chagnon quien cometió algún delito, sino Tierney, quien alteró fraudulentamente la evidencia para respaldar una historia que, en el mejor de los casos imaginó o en el peor de los casos fabricó.

En 2004, Thomas A. Gregor y Daniel R. Gross publicaron su investigación sobre las revisiones de la AAA. En 2005 solicitaron a la membresía de la AAA rescindir el apoyo de la organización al libro. Esta resolución fue aprobada abrumadoramente, 846 a 338.

Una investigación detallada de los cargos de Tierney realizada por un panel establecido por la Universidad de Michigan encontró que los cargos más serios no tienen fundamento y otros han sido exagerados. La oficina del Rector de la Universidad de Michigan en noviembre de 2000 refutó casi todas las afirmaciones de Tierney. Sponsel y Turner, los dos científicos que originalmente promocionaron las afirmaciones del libro, admitieron que su acusación contra James Neel "sigue siendo una inferencia en el estado actual de nuestro conocimiento: no existe una 'pistola humeante' en forma de texto escrito o discurso grabado por Neel".

Alice Dreger, historiadora de la medicina y la ciencia, y ajena al debate, concluyó después de un año de investigación que las afirmaciones de Tierney sobre Chagnon y Neel eran falsas. Ella escribió que la AAA fue cómplice e irresponsable al ayudar a difundir estas falsedades y "no proteger a los académicos de cargos sin fundamento y sensacionalistas".

La AAA rescindió su apoyo al libro y reconoció la conducta fraudulenta, inadecuada y poco ética de Tierney. La asociación admitió que "en el curso de su investigación, en sus publicaciones, en los lugares de sus reuniones nacionales y en su sitio web, [la AAA] condonó una cultura de acusación y permitió que se publicaran cargos serios pero no evaluados en su sitio web y expresó en su boletín y reuniones anuales "y que su" informe ha dañado la reputación de sus objetivos, distrajo la atención pública de las fuentes reales de la tragedia yanomami y sugirió engañosamente que los antropólogos son responsables del sufrimiento de los yanomami".

Las acusaciones de prácticas médicas inapropiadas contenidas en el libro de Tierney fueron investigadas por el Equipo Médico de la Universidad Federal de Río de Janeiro y se descubrió que eran falsas.

Después de la controversia sobre Darkness en El Dorado, Tierney adoptó un perfil bajo, rara vez aparecía en público para defender su trabajo. Según una investigación realizada a instancias de Alice Dreger, Tierney no tenía capacitación ni empleo en antropología o periodismo, pero había viajado por América del Sur bajo una identidad falsa, engañó a compradores de oro, ingresó al territorio de Yanomami sin permiso legal, llevó mercurio venenoso a la selva tropical, se reunió con asesinos y posiblemente incluso mató a un hombre.

Tierney afirmó confiar en el "expediente" de acusaciones hechas contra Chagnon por Leda Martins, una antropóloga venezolana brasileña, pero Martins le dijo a Dreger que ella no escribió el expediente; ella simplemente lo tradujo al portugués. Según la evidencia que compiló Dreger, el expediente fue escrito por el propio Tierney.

Pero ¿Quién es Patrick Tierney?

Para explicarlo, nada mejor que un artículo publicado el 9 de noviembre de 2019 en el Nacional por Edgar Cherubini Lecuna, periodista y Premio de periodismo de la Unión Europea (Lorenzo Natali Prix 2008), tras el fallecimiento de Chagnon, titulado: “La verdadera muerte de Napoleón Chagnon” y el cual les trascribo a continuación:

En 1990, el Foro de Sao Paulo dirigido por Fidel Castro, comenzó a diversificar las formas de subversión en la región al fomentar movimientos políticos por los derechos de los indígenas y la promoción del separatismo étnico, cobijándolos bajo la premisa ideológica de una identificación pan-indígena, opuesta a Occidente. Para eso, contactaron a diversos antropólogos dentro de las universidades latinoamericanas, norteamericanas y europeas, para impulsar una nueva antropología critica, progresista, comprometida y militante, en contraposición a la ciencia y a la antropología académica tradicional. Desde entonces, muchas disciplinas académicas padecen los embates de una “nueva inquisición”, esta vez contra la ciencia, emprendida por la llamada izquierda posmodernista o deconstruccionista. Esta nueva visión de la ciencia argumenta, entre otras cosas, que no hay tal observación objetiva, que los hechos son elaboraciones políticas y que la ciencia es un instrumento de opresión.

El explorador Charles Brewer y el antropólogo Napoleon Chagnon, comisionados por el Estado venezolano en 1993, para investigar la masacre de indígenas perpetrada por buscadores de oro en Hashimo-teri, un asentamiento yanomami cerca de la frontera con Brasil

Otro de los objetivos implicaba la ocupación de los ricos yacimientos minerales de Guayana y Amazonas. A partir del año 2000, los asesores cubanos formados por la Stasi en La Habana le ordenaron al régimen chavista borrar todo trazo de legitimidad intelectual de científicos e intelectuales con pensamiento crítico, mediante la utilización del mismo procedimiento (Zersetzung), implementado con éxito en la antigua URSS y en los países ocupados por el Pacto de Varsovia. Como el desprestigio público y el asesinato intelectual es parte de ese método, inventaron un complot inverosímil para justificar la expulsión de los científicos venezolanos de los territorios de Amazonas y Guayana, para proceder así a su ocupación del ecosistema selvático. Como parte de la trama, reclutaron a Patrick Tierney, un periodista con visos mitómanos, al cual le asignaron un equipo de antropólogos de la izquierda académica norteamericana para que lo asesoraran y nutrieran su estilo sensacionalista. Con el apoyo del conocido diario The New York Times, que comenzaba a desviar su línea editorial hacia noticias y hechos sin confirmación, inaugurando así las fake news, se creó una matriz de opinión adversa a la ciencia en Venezuela, con el fin de desprestigiar a conocidos científicos y académicos, entre ellos al doctor Marcel Roche y a instituciones como el IVIC.

Tierney y los antropólogos “comprometidos” de la izquierda académica norteamericana escogieron muy bien el blanco de sus alegatos: al bioetnógrafo Napoleón Chagnon, una autoridad en cuanto al estudio de los yanomamis, con el que habían trabajado importantes científicos venezolanos. Durante un período de 30 años, Chagnon participó u organizó alrededor de 20 expediciones al Amazonas venezolano, levantando una base de datos sin precedentes sobre la etnia yanomamö.

En su libro "Yanomamö: La gente feroz" (Yanomamö: The Fierce People, 1968), Chagnon profundizó sus estudios de sociobiología relativos a la selección natural, adentrándose en la biogenética de esta tribu para indagar, entre otros aspectos, el origen de su belicosidad, que lo hacen referirse a los yanomamis como “nuestros ancestros contemporáneos que viven en un estado de guerra permanente”. A lo largo de sus observaciones de campo constató: “Mediante la violencia, el varón yanomami parece acrecentar su éxito social, reproductivo y el de su linaje, haciéndose más apto para sobrevivir”.  Esto molestó a los que sostienen la idea del “noble salvaje” y su “sociedad comunista” del nuevo mundo acuñada por Thomas Moore en 1516, que con los años se convirtió en teoría política. De allí que, en uno de sus primeros artículos, Tierney lo tildó de “antropólogo feroz” (“The Fierce Anthropologist”, The New Yorker, 09/10/00), por haber descrito a los yanomamis como una tribu de hombres belicosos, como si los yanomamis no fueran humanos o no usaran la violencia para defender a sus mujeres del rapto de sus rivales.

El asesinato intelectual como método de feroces académicos.

Diversos autores coinciden en denunciar que esa guerra sucia en la academia buscaba el “asesinato de la personalidad y la reputación” de Napoleón Chagnon y de aquellos que tienen ideas contrarias a la antropología crítica, sea por manejar tesis evolucionistas o por participar de las ideas de la antropología dinámica. Esta última sostiene que las culturas son estructuras activas y dinámicas, abiertas al intercambio y que constantemente se reactualizan. Los antropólogos críticos, herederos del funcionalismo anticolonial, sostienen que en las sociedades primitivas no hay transformación o progreso, sino una estructura cerrada de valores repetitivos, las cuales hay que aislar y preservar. Ninguna extrañeza causó a los asistentes a la convención anual de la Asociación Americana de Antropología escuchar a la antropóloga Nancy Scheper-Hughes, de la UC-Berkeley, hacer un llamado a los antropólogos para convertirse en “testigos” de situaciones societarias en vez de ser “observadores objetivos”.

El otro blanco del complot fue el doctor Marcel Roche (1920-2003), quien fue el creador del Instituto de Investigaciones Médicas y director del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), que dio origen al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), fundador del Conicit y editor de la revista Interciencia. Tierney escribe una historia digna de una novela de ciencia ficción, en la que describe al doctor Roche asociado a una trama secreta de experimentos radiactivos con humanos, dirigidos por la Comisión de Contingencia de la Bomba Atómica (Atomic Bomb Casualty Commission, ABCC), conduciendo una investigación en el Amazonas venezolano, en la cual los indígenas fueron sometidos a experimentos para estudiar la influencia de la radiación atómica sobre los genes de los sobrevivientes. Estos supuestos experimentos formarían parte integral del Proyecto Manhattan y habrían sido conducidos a finales de los años sesenta para comprobar tesis eugenésicas sobre la “supervivencia del más fuerte”.

Ante las graves denuncias de Tierney, diversas instituciones científicas y académicas de reconocido prestigio, tales como la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la Asociación Americana de Antropología, la Sociedad Internacional de Genética, la Universidad de Michigan y la Universidad de California, para citar algunas de ellas, ordenaron a sus respectivas comisiones de ética realizar investigaciones para corroborar la veracidad de tan graves denuncias. Sus conclusiones fueron que dichas acusaciones y las supuestas pruebas carecían de veracidad. La verdadera historia es que el doctor Roche fue quien por primera vez utilizó radioisótopos con fines médicos en Venezuela para estudiar la deficiencia de yodo, la causa más común de bocio endémico en el país. En primer lugar, estudió la absorción de yodo radioactivo en la población normal, eutiroidea, de Caracas, y en 1954-1955 condujo un amplio estudio en los Andes venezolanos donde había muchos pueblos en los que el bocio era la regla y no la excepción. Debido a lo remoto y aislado de la región amazónica, era lógico realizar estudios similares entre sus indígenas. En 1959 realizó un primer estudio entre las tribus maquiritare y guajaribo (sanema-yanomami) del Alto Ventuari. Este estudio se extendió́ hasta la región del río Mavaca. En el año 1968, como parte de la expedición donde participó Chagnon, el doctor Roche extendió́ su estudio de absorción y excreción de yodo a los yanomami de la región de Ocamo (…) En todos estos estudios utilizó de 5 a 30 microcuríes para determinar la absorción de yodo y en algunos casos 100 microcuríes para estudios cinéticos. La mente alterada de Tierney tomó estos procedimientos estándares para comparar a Roche con Joseph Mengele.

Las temerarias acusaciones de Tierney, cuya trama estuvo basada en ficciones y en las intrigas de una guerra sucia desatada en la academia alentada por antropólogos y científicos marxistas, lograron su objetivo, que fue el de minar la credibilidad de Chagnon y de otros científicos impidiéndole desde entonces la entrada al estado Amazonas, región de gran importancia geoestratégica para el país, dejando el campo libre a quienes deseaban asumir el control de esos territorios: oscuras corporaciones transnacionales interesadas en la prospección de minerales estratégicos como el uranio y el coltán; la guerrilla colombiana, aliada al narcotráfico, que necesitaba ampliar su franquicia en la extracción de oro dentro de la frontera venezolana, así́ como otros grupos y organizaciones criminales afectas al régimen chavista.

La verdadera muerte del etnógrafo Napoleón Chagnon aconteció el pasado 21 septiembre. Como bien lo describe el etólogo Richard Dawkins (Napoleón Chagnon is a Living World Treasure, 2019), “Chagnon llegó en el momento justo para el yanomamö y para la antropología científica. La invasión de la civilización estaba a punto de cerrar la última ventana a un mundo tribal que encarnaba la desaparición de pistas sobre nuestra propia prehistoria: un mundo de verdes jardines donde habita esta etnia compuesta por parientes que se fisionan en subgrupos genéticamente sobresalientes en el combate masculino, de la defensa de sus mujeres, de la venganza generacional, de complejas alianzas y enemistades, de redes de obligaciones y calculadas deudas, de rencores y gratitudes que podrían ser la base de gran parte de nuestra psicología social e incluso del derecho, la ética y la economía. El extraordinario cuerpo de trabajo científico de Chagnon ha sido utilizado durante años, no solo por antropólogos sino por psicólogos, humanistas, literatos, científicos de todo tipo, que han hurgado en su obra ¿quién sabe qué percepciones sobre las raíces profundas de nuestra humanidad?”.

Edgar Cherubini Lecuna
edgar.cherubini@gmail.com


Fuentes consultadas (Todas en inglés):
  1. Wikipedia: Darkness in El Dorado
  2. La verdadera muerte de Napoleón Chagnon
  3. Declaración de la Rectora de la Universidad de Michigan, Nancy Cantor, sobre el libro Darkness in El Dorado
  4. John Tooby, "Fiebre de la jungla: ¿Dos científicos estadounidenses comenzaron una epidemia genocida en el Amazonas o fueengañado porThe New Yorker?"
  5. Sociedad Americana de Genética Humana (enero de 2002). "Respuesta a las denuncias contra James V. Neel en la oscuridad en El Dorado, por Patrick Tierney"
  6. Chagnon, Napolean (2013). Nobles salvajes: mi vida entre dos tribus peligrosas: los yanomamö y los antropólogos
  7. Alberts, Bruce (09 de noviembre de 2000). "Estableciendo el registro directo con respecto a la oscuridad en El Dorado - Una declaración de Bruce Alberts, Presidente de la Academia Nacional de Ciencias"
  8. Dreger, Alice (2016). El dedo medio de Galileo: herejes, activistas y la búsqueda de justicia de un erudito . Penguin Publishing Group. pp 160
  9. Dreger, Alice (16 de febrero de 2011). "Descenso de la oscuridad en la Asociación Americana de Antropología"

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